Un rosario de fatalidades ha dejado la costa coruñesa sin protección alguna por parte de la Guardia Civil. Tenía dos embarcaciones y ahora no tiene ninguna. Porque una se rompió el 13 de octubre y la otra a los pocos días. Pero la desdicha no acaba ahí. Las lanchas están desde entonces en el astillero a la espera del arreglo, porque las tres personas que se encargan de su mantenimiento y reparación están de baja. Así las cosas, la costa coruñesa lleva casi mes y medio sin vigilancia de la Guardia Civil, sin que ninguna lancha salga al mar a cuidar el litoral. Su personal, por consiguiente, está en tierra. Esperando a que les devuelvan los barcos reparados para volver a la mar.
Los agentes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil (Semar) que protegen la costa coruñesa tienen su base en el puerto herculino. Hasta el 13 de octubre disponían principalmente de la patrulla 30, la Río Andarax, la más moderna y la más utilizada. Este barco de la clase Rodman-101 y con 31 metros de eslora es la joya de la corona de la base coruñesa. De hecho, era la única que salía al mar, pues la otra, la GTM 10, hace tiempo que puso la proa en dirección al desguace después de 20 años de servicio. Y todavía no es chatarra para evitar precisamente este tipo de contratiempos, porque la patrullera pequeña estaba ahí siempre preparada por si tenía que sustituir a la Río Andarax. Y el 16 de octubre cumplió su papel. Pero no navegó ni una milla. También se estropeó.
Cuando la embarcación grande causó baja, fue trasladada al astillero vigués encargado de su reparación y mantenimiento. Pero al llegar tuvo que quedar varada porque no había personal que le echara mano. Uno de los encargados del mantenimiento de las lanchas de la Guardia Civil del Mar está comisionado en Mauritania, el otro acaba de ser operado y un tercero está recibiendo estas semanas un curso. Por tanto, ahí sigue. Quieta. A la espera de que los responsables del arreglo se reincorporen a sus puestos. (LEER TODO)
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