La Guardia Civil se encontró en marzo del 2007 en una casa de Fisterra con el cuerpo del inquilino, Antonio Insua Canosa, cosido a cuchilladas. El forense le contó 67 heridas inciso punzantes en el tronco y su rostro tenía tantos cortes que hacía de este hombre un ser irreconocible. La lesión mortal estaba en el cuello. Tenía clavado en la garganta el filo de un cuchillo de cocina. Le echaron un ojo al cadáver y pásmense, porque alguien dijo que se trataba de un suicidio, por lo que se dio carpetazo al caso.
Mientras la mayoría no veían asesinato por ningún lado, familiares de la víctima y algún agente del cuerpo no terminaban de creérselo y jamás dejaron de buscar al culpable. A veces, a escondidas. Y gracias a esa obstinación, en septiembre del 2011 fue detenido en esa localidad Guillermo Marcote Traba, más conocido como Matapitos. Lo cantó todo.
Este hombre, con una leve deficiencia psíquica y policonsumidor de drogas, ocupará esta semana el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de A Coruña. Enfrente tendrá al fiscal, que pide para él una condena de 24 años de prisión como autor de un delito de asesinato y otro de robo con intimidación, pues aparte de coser a puñaladas a la víctima le robó los 150 euros que tenía en casa. (LEER TODO)
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