Días de vértigo
La prioridad ahora es estabilizar el sistema financiero, una carrera contrarreloj con peligrosas repercusiones para el euro. El futuro de la moneda única -ha dicho el ministro español de economía- se juega en las próximas semanas en Italia y España, los eslabones más débiles de la Unión Europea, después de los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal. Inquietud que aumenta ante un incierto resultado de las elecciones griegas. Bruselas, el FMI y el propio Gobierno plantean como salida que los bancos en apuros acudan directamente al fondo de rescate, sin implicar a los Estados.
Una postura a la que, en principio, se oponen Alemania y el Banco Central. Una solución que necesitaría reformas comunitarias y que de no ser inmediata, llegaría tarde para Bankia. El único respiro de la semana vendría de Bruselas, que podría ampliar un año el plazo para que España reduzca su déficit hasta el 3% de aquí al 2014.
Europa habla alemán
Alemania vuelve a defender sus propias tesis sobre la salida de la crisis financiera, que ahoga a muchos países europeos. La receta de Angela Merkel sigue centrada en el control del gasto y las reformas estructurales. Alemania, el país que más aporta a las arcas comunitarias, se ha opuesto a las ayudas directas a los bancos. Sin embargo, esta misma semana defendió la política del presidente Mariano Rajoy, del que dijo había heredado una situación difícil producto de la burbuja inmobiliaria.
Informe Semanal se acerca a la situación de Alemania, la locomotora europea, que hace 10 años atravesó una profunda crisis económica y consiguió remontar. Desde la entrada del euro hasta la quiebra de Lehman Brothers, Alemania tuvo que devaluarse un 20% para ser competitiva.
Hollande, el presidente del cambio
Dieciocho millones de franceses han convertido a François Hollande en presidente. El 51,6 por ciento de los votos, 1.140.000 más que Nicolas Sarkozy. Suficientes para que los socialistas vuelvan al Elíseo, 17 años después.
Hollande no tiene experiencia en el Gobierno central, su carrera política gira en torno a la provincia de Corrèze, en el centro del país. Pero el "anti-sarkozysmo" y el deseo de un rumbo distinto en Europa permitían a la izquierda francesa abarrotar de nuevo su simbólica plaza de la Bastilla..
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